Esta técnica sirve para medir y registrar el espesor real de los materiales en una amplia gama de las industrias, tanto para controlar la calidad de fabricación, como para monitorear su desgaste y así determinar si soportará la presión con el fluido que va a conducir o contener, evitando riesgos de fugas por fisuras, e incluso explosión de los elementos a presión.